Ocurrió segundos después de mirar en sus ojos mi imagen reflejada por última vez,
En el preciso momento en el que con sólo un impulso de mi espada atravesé su cuello y cayó arrodillado frente a mi, como suplicando poder volver a respirar, cuando vi la sangre correr por su cuerpo ya muerto bañando mis manos de un tono vino tinto. Fue sólo entonces cuando me dí cuenta que lo amaba.
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